Conectando desde la distancia
Artículo elaborado por la Licda. María Inés Elgueta – Psicóloga Clínica
Hoy en día ha cambiado nuestra forma de estar en casa. No sólo se trata de estar en casa, sino también de hacer en casa. Entre esta nueva organización de teletrabajo, estudios a distancia, combinados con las rutinas “normales” del hogar, muchos extrañamos esos espacios personales para reunirnos con familiares y amigos a pasar un buen rato.
Por recomendaciones de instituciones de salud y las autoridades, nos hemos visto en la necesidad de reducir nuestras interacciones sociales y estar alejados de nuestros amigos y familiares. Sin embargo, gracias al avance de la tecnología, podemos practicar el distanciamiento social y, aun así, estar conectados con nuestros seres queridos.
Me gusta utilizar el término “conectando desde la distancia” porque se trata de un alejamiento físico, pero de una cercanía en otras dimensiones. Anteriormente, estábamos “conectados” pero siendo realistas, estábamos más desconectados que nunca.
Estábamos en casa, pero de manera presencial, nuestra mente estaba en otro lado. Íbamos a reuniones familiares, algunas veces por obligación, llamábamos a nuestros seres queridos cuando necesitábamos favores, ver las publicaciones en redes sociales bastaba para saber de nuestros amigos, y así, íbamos por la vida sin conexiones reales.
Los cambios de la vida deben ser tomados desde la perspectiva de crecimiento y aprendizaje. Y estoy segura de que esta vez, no es la excepción. Valoremos a las personas a nuestro alrededor. Estemos presentes en sus vidas, en sus logros, en sus tristezas y en sus alegrías. Generemos esa conexión real de seres que son capaces de sentir cosas hermosas y crear lazos emocionales fuertes y verdaderos.
Todos estamos viviendo este periodo de una manera distinta, y eso va a variar según nuestra edad, nuestra personalidad y de las distintas formas de convivencia. Pero lo importante, es que empecemos a reflexionar sobre nuestras relaciones y evaluar si nuestra participación en ellas es activa o solo estamos por estar.
También es importante que evalúes la relación contigo mismo. Muchas personas tienen miedo a la soledad porque suelen experimentar emociones como: desprotección, miedo, inseguridad, angustia y tristeza. Estar solo, te obliga a conectarte contigo mismo y aprender a manejar estas emociones. También te ayudará en tus relaciones con los demás, estar en un tiempo de soledad no significa no tener amigos.
Sé un agente de cambio. Llama a ese amigo con el que tienes mucho de tiempo de no hablar. Envía un mensaje de buenos días a tus familiares, realiza una videollamada con los abuelitos que están lejos y no te pueden ver. Si sabes que alguien está solo, tómate un minuto y llámale. Revive ese niño interno y aprovecha para compartir con tus hijos, vuelve a experimentar el romanticismo con tu pareja.
Separa en tu rutina diaria espacios para conversar con tus familiares y amigos y asegúrate que el momento que elijas te va a permitir estar tranquilo, sin prisas y sin tener muchas tareas pendientes. ¡Conecta desde la distancia y recuerda que estar solos no es lo mismo a sentirnos solos!
María Inés Elgueta
Psicóloga Clínica
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