Conociendo mis emociones
Artículo elaborado por la Licda. María Inés Elgueta – Psicóloga Clínica
“LA PALABRA ‘FELICIDAD’ PERDERÍA SU SENTIDO SI NO SE EQUILIBRA CON TRISTEZA.”
-C. G. JUNG
El miedo que te haría correr cuando un león viene directo hacia ti, la tristeza que provoca la pérdida de un ser querido, la alegría de una nueva oportunidad o el enojo de una traición, todas esas sensaciones que nos provocan las diferentes situaciones, son emociones.
¿Cuántas veces te ha pasado algo similar a ti? Cuando esto ocurre, es importante tomar conciencia de las emociones que experimentamos y si somos capaces de identificarlas. Aunque parezca sencillo, muchas veces no podemos ponerle nombre a eso que sentimos.
Como seres humanos poseemos tanto mente racional, como mente emocional. La mente racional está relacionada con nuestra capacidad de emitir pensamientos de manera lógica y analítica, y este un proceso del cual somos completamente conscientes. En contraste, tenemos nuestra mente emocional, la cual se encarga de los sentimientos e impulsos. Una buena armonía de ambas, nos ayudan a tomar buenas decisiones y a tener comportamientos más asertivos.
Pero ¿Qué es una emoción? Una emoción es un sentimiento que surge cuando la persona reacciona de manera subjetiva al ambiente, generando así un estado afectivo que va acompañado de cambios físicos, reacciones fisiológicas como sudoración, taquicardia, así como comportamientos observables y controlables como los gestos, lenguaje no verbal, expresiones faciales, etc.
Las 6 emociones primarias de los seres humanos son aquellas que son innatas y se producen con gran rapidez. A continuación, podrás observar las 6 emociones con ejemplos de los sentimientos que pueden provocar:
- Alegría: euforia, gratificación.
- Tristeza: soledad, pena.
- Ira: rabia, irritabilidad.
- Miedo: se anticipa y nos prepara ante una amenaza, produce nerviosismo, inseguridad o ansiedad entre otros estados.
- Aversión: tendencia a alejarnos de aquello que rechazamos, que nos da asco, etc.
- Sorpresa: sobresalto, desubicación, asombro, desconcierto.
Como podemos ver, las emociones causan grandes cambios comportamentales. De allí el dicho de que no debemos tomar decisiones importantes, cuando estamos alterados por una emoción.
Pero tener control sobre nuestras emociones no es cosa fácil. Según Daniel Goleman, el precursor de la inteligencia emocional, el ser humano debe ser capaz de cumplir 5 procesos satisfactoriamente para poder lograr la inteligencia emocional. La persona debe ser capaz de:
- Conocer las propias emociones
- Manejar las emociones
- Motivarse a sí mismo
- Reconocer las emociones de los demás
- Establecer relaciones
Si queremos tener buenos resultados, independientemente de las situaciones por las que atravesamos y las emociones que sentimos, debemos generar nuestra conciencia emocional y lograr identificar y manejar eso que sentimos para saber cómo debemos actuar y cómo tomar las mejores decisiones.
Para esto puedes seguir algunos de los siguientes ejercicios, que te ayudarán en este proceso:
Diario de emociones: consiste en escribir cada día algunos de los acontecimientos del día, seguidos de lo que te hicieron sentir, esto te ayudará a identificar que emociones están generando distintas situaciones en tu día a día.
Ensayo mental: consiste simplemente en imaginarte que estás en esa situación (por ejemplo, pidiéndole a alguien que salga contigo) y que lo estás haciendo bien, a la vez que te sientes totalmente relajado y seguro.
Razonamiento lógico: consiste en analizar uno a uno los pensamientos que nos producen malestar emocional y razonarlos de manera lógica, por ejemplo:
- Pensamiento: “soy un inútil y no sirvo para nada”
- Emoción: tristeza y llanto
- Razonamiento lógico: “¿hasta qué punto es cierta esa afirmación? ¿de qué me sirve pensar eso de mí? ¿qué puedo hacer para cambiar ese pensamiento?”
Educación emocional: La educación emocional consiste en aprender a detectar los sentimientos y valorarlos sin juzgarlos negativamente. Todas nuestras emociones son necesarias en algún nivel y os ayudan a adaptarnos al mundo que nos rodea.
Recuerda que mientras más practiques estos ejercicios, más sencillo te resultará tomar conciencia de lo que sientes, y también de cómo pueden sentirse los demás para relacionarte mejor. Puede no ser sencillo al principio, pero si prácticas, te ayudará a afrontar los problemas de una forma más saludable y adecuada, a conocerte mejor.
María Inés Elgueta
Psicóloga Clínica
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